De Kakapos y boniatos – El por qué de Karekare
Karekare vio la luz el pasado Otoño de 2019. Un juego de mesa creado por dos autores noveles, Muntsa Corbellà y Gustavo Mariano que habían ganado el concurso de prototipos de las jornadas Banshee Errante de Mataró unos años antes con, precisamente, el germen de Karekare, que en su versión primigenia se llamaba Ramaders (Ganaderos en catalán). David Esbrí, editor de Devir, fue jurado en ese certamen y vio potencial a su maqueta, hasta el punto de decidir editarla y convertirlo en un juego de mesa que se vendería por todo el mundo. Sin embargo, ¿Cómo pasa Ramaders a convertirse en Karekare? Acompáñanos a descubrirlo.
Durante años, David Esbrí ha predicado que su animal favorito es el Kakapo. Sorprendente elección, ya que la mayoría de seres humanos jamás han oído hablar de este particular pájaro de origen neozelandés. ¿Qué tiene esta ave de especial para que David la eligiera como su tótem particular? Pues bien, desde luego, estamos ante un animal de lo más particular.
Kakapo, que significa loro nocturno, es, por supuesto, un loro, pero desde luego no uno de esos que te pondrías colgado del hombro. El Kakapo medio pesa entre 3 y 4 kilos y se considera el loro más gordo del mundo, hasta el punto que es un ave que no puede volar. Gracias a su color verde, su superpoder para evitar ser devorado por otras aves era el mejor que existe: no hacer nada. Quedándose quieto entre la hierba evitaba ser visto por los depredadores aéreos. Sin embargo, cuando llegó el hombre a sus islas y trajo con él a los gatos y las ratas, su magnífica habilidad de poco servía. Actualmente están en peligro de extinción, quedando poco más de 200 ejemplares vivos en nuestro planeta. Justo ahora que nos habíamos enamorado de ellos. ¿Qué injusticia, verdad?
Como ven, el mundo necesita conocer a estos loros gigantes tan simpáticos, y esta fue la razón por la cual David Esbrí sabía que tarde o temprano iba a publicar un juego de Devir que tuviera a los kakapos como protagonistas. Las mecánicas y la dinámica de juego de Ramaders desarrolladas por Muntsa y Gustavo eran sorprendentes y estaban muy bien engrasadas. Parecían suficientemente atractivas como para poder llevarlas a las plácidas playas oceánicas, así que David no dudó un instante en re-tematizarlo y cambiar ovejas, pastores y trigo por aves exóticas, boniatos y canoas. Además, entre nosotros, el mundo no necesita otro juego de mesa de ovejas, ¿no creen?
Partiendo del Kakapo como protagonista, David Esbrí decidió que cada uno/a de los jugadores/as encarnaría una raza de aves autóctona de Nueva Zelanda en peligro de extinción o ya extinta para dar visibilidad a estas especies perjudicadas por el impacto del ser humano. Así pues, en Karekare podemos encarnar también a los Kiwis, pequeños pero hábiles, a los Moas, aves gigantes extintas desde el siglo XV o los Pingüinos de Fiordland y su particular corona de plumas amarillas.
Desde Devir jamás habíamos tenido una iniciativa parecida pero, desde luego, no va a ser la última. Somos una empresa que nos preocupa el medio ambiente y la naturaleza, y sinceramente, la experiencia con Karekare ha sido tan gratificante que sin lugar a dudas se va a repetir más pronto que tarde. De hecho, corren rumores de que algún día lancemos al mercado un juego basado en el Gall Fer (urogallo), una ave en peligro de extinción de la cual en Catalunya apenas quedan 300 ejemplares.
Te invitamos a que, tanto hoy, El Día de la Naturaleza, como cualquier otro día del año, disfrutes de Karekare e investigues un poco más acerca de estas joyas de la naturaleza que, lamentablemente, se van apagando poco a poco por culpa de nuestra especie. Puedes encontrar más información al respecto de estas aves en https://www.doc.govt.nz/